El viernes pasado fui reelegida tesorera de GICA, la asociación de gestores inmobiliarios de la provincia de Cádiz. Son cinco años los que hace que ostento este cargo y ahora renuevo por dos años más. Es cierto que cuando accedí éramos muy pocos y suponía una tarea medianamente fácil; a día de hoy con 80 oficinas el trabajo es otro y la optimización de los recursos se hace mas difícil.

“El tesorero ha de asegurar la liquidez de la asociación, optimizar el uso de recursos y cubrir el riesgo de interés y de cambio. También es importante que confronte los datos reales obtenidos con las previsiones realizadas inicialmente para poder estudiar los motivos de posibles desviaciones.”

Para cumplir con ello, llevo un seguimiento con hojas de cálculo donde llevo contabilizado al céntimo los ingresos y gastos de la asociación, comparándolo constantemente con nuestro presupuesto aprobado en asamblea.
Aunque este cargo, al igual que los demás en la asociación, no es remunerado, es enorme la satisfacción cuando tus propios compañeros te dicen que se sienten seguros en cuanto a las cuentas de la asociación. Nunca lo había mirado desde este prisma, y, si te pones a pensar, son muchas las asociaciones que han desaparecido por una mala gestión económica o por fugas desconocidas de fondos. La transparencia y claridad con la que intento que se lleven las cuentas hace que nadie sienta dudas del destino de los fondos de la asociación.
Quiero dar las gracias a todos mis compañeros de GICA por encomendarme de nuevo el desempeño de esta tarea. Espero mantener vuestra confianza como hasta ahora.